El niño tiene un objetivo intuitivo: autodesarrollo. Él desea desesperadamente desarrollar sus recursos, su capacidad para hacer frente a un mundo extraño y complejo. Él quiere hacer y ver y aprender por sí mismo a través de sus sentidos y no a través de los ojos de un adulto. Por eso la formación primaria es muy importante para que adquiera los conocimientos necesarios, complementada con la Propuesta Educativa Teresiana, crea un fórmula para un desarrollo enriquecido.